Yago Costa es un antiguo inspector de policía que cumple condena en prisión por haber cometido un asesinato en la misma sala de interrogatorios en la que tantos casos había resuelto. Ahora, gracias a Sara Sibilio, una joven periodista interesada en el caso, tiene la oportunidad de contarle al mundo por qué lo hizo.
A pesar de la amenaza de muerte que recibe, Sara no duda en seguir con su investigación. Esta vez Yago le cuenta cómo resolvió un caso de tráfico de drogas en el que estaba involucrada la hermana de Lola Solozabal.
No hay noticias de Lola. Su coche aparece hundido en el mar. La pesadilla comienza cuando encuentran un cuerpo en el maletero. Yago y Luis no pararán hasta descubrir la verdad.
Sara consigue entrevistar a Lola Solozabal, quien le advierte del peligro de la situación. A pesar de ello Sara no abandona la investigación. Por primera vez Yago le habla de los casos más personales de su carrera.
Unas pruebas desaparecen de la comisaría y todo parece indicar que Luis es el responsable. Yago intenta ayudar a Luis, pero las cosas se complican con la muerte de una persona muy importante en la vida de Yago.
Yago está bajo arresto domiciliario, pero eso no le impide continuar su investigación. Cuando descubre que tras la muerte de Marga hay una trama de corrupción política, decide que no parará hasta encontrar al culpable.
Lola advierte a Sara sobre el peligro de su trabajo, pero Sara no se da por vencida. Yago le cuenta que cuando Luis fue nombrado comisario dejó de tener tiempo para el caso de Tachenko, así que tuvo que resolver el caso sin ayuda.
La emisión del reportaje de Sara se cancela y su vida está en peligro. Con ayuda de un amigo de Yago Sara revelará todo lo que ha descubierto. Yago llega al hospital en una condición crítica.
