Tras salir de la cárcel, Ray Winkler se gana la vida como lavaplatos. Harto de este trabajo, se le ocurre una brillante idea: abrir una tienda de galletas, contigua a un banco, con la ayuda de su mujer y un par de rateros de poca monta. Mientras su mujer atiende el negocio, él y sus socios excavan un túnel que conduce al interior del banco. Pronto se harán ricos, pero no exactamente como habían pensado.
Career criminal Ray (Woody Allen) and his cronies want to lease a closed pizzeria so they can dig a tunnel from the basement of the restaurant to a nearby bank. Ray's wife Frenchy (Tracey Ullman) covers what they are doing by selling cookies in the restaurant. The robbery scheme soon proves to be a miserable failure, but, after they franchise the business, selling cookies makes them millionaires.
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