María está en una encrucijada. Quiere seguir viéndose con Juan y recuperar el tiempo perdido, pero por otra parte echa mucho de menos a Pablo, al que ha traicionado. Para colmo está el tema de su hermana pequeña, que puede ser adoptada por una familia si ella no toma cartas en el asunto cuanto antes. Pablo, mientras tanto, está perseguido de muerte desde que su amiga le delatase. Muy dolido por la muerte de la detective y despechado por María, se armará de valor y provocará una cita con Enrique. Enrique, por su parte lleva a analizar el contenido de sus pastillas manipuladas y descubrirá que alguien de su propia casa le ha estado envenenando lentamente. Enrique será despiadado. Ni Amparo, ni Bruno se pueden imaginar lo que les espera a partir de ahora. Las cosas se precipitan para María, los sentimientos han enturbiado la venganza, y María tomará una decisión drástica que cambiará la vida de todos radicalmente.