Manolo y Benito son dos socios de la pequeña empresa de reformas "Manolo y Compañía", en la cual tratan de dar el mejor servicio. Nada más lejos de la realidad: mientras que Manolo, jefe de la misma, trata de hacer los trabajos con profesionalidad, su socio Benito solo sabe quejarse, no colabora y trata siempre de escaquearse del trabajo. Su persona de confianza y relaciones públicas "destrangis", Tino, les ofrece realizar una hornacina en el hogar de un magnate.
Manolo y Benito son requeridos para instalar una chimenea en casa de una familia adinerada que celebra la petición de mano de su hija. Mientras, la inesperada llegada de Tania, una fontanera polaca, desatará los celos de Adela. Al mismo tiempo, Benito verá como su adorada Noelia sucumbe ante Tony, su ex-marido, que ha reaparecido en el barrio. En cuanto a la obra, parece ser que Manolo y Benito logran hacer un buen trabajo, hasta que a Benito se le ocurre poner el broche final...
"Manolo y Compañía" es contratada de urgencia y en domingo por una pudiente tonadillera para reparar el cuarto de baño de su mansión, justo en el día en que se celebra el funeral de un conocido de la familia. Los albañiles no dejarán pasar la oportunidad de repartir tarjetas del negocio entre los asistentes y periodistas que abarrotan la casa, envueltos, a la vez, en un tumulto de grandes proporciones durante la desastrosa y accidentada reparación, tratando de finalizar (y contener) la obra, a la vez que Benito se escaquea y empieza a husmear por toda la Mansión, dejando sólo a su compañero. Tino, mientras, deberá lidiar entre los operarios y sus indignados clientes de la jet set.
Manolo y Benito son contratados por un extraño personaje que les pide que hagan un agujero en una pared su casa. Los albañiles, en su afán de hacer las cosas bien, hacen el agujero e incluso colocan una puerta. Al ver las noticias se enteran de que han hecho un butrón para el atracador de una joyería, y la Policía los detiene como sospechosos. Mientras, Noelia celebra su cumpleaños e invita a Benito, que se ve las caras con Tony...
Un grupo de gitanos llegan al Taller de "Manolo y Compañía" y les encargan la construcción de cuatro chabolas adosadas en mitad del campo. Benito ve la oportunidad de un gran negocio inmobiliario y comienza los preparativos, pero Manolo no quiere saber nada del tema porque no confía demasiado en los clientes. Mientras tanto, Tato, el sobrino de Manolo, ha venido desde su pueblo, Cachorrilla, a Madrid para conocerle.
Tania se instala a vivir con Tino, con el que se entiende rápidamente. Por su parte, Manolo y Benito tienen que arreglar una gotera en la sauna de una lujosa "Casa de Masajes". Cuando se presentan allí, les toman a ambos por clientes y ellos no aclaran el malentendido, dejándose llevar. Adela, que sospecha del encargo de su marido, descubre la dirección de la casa de masajes en la ropa de Manolo, por lo que decide presentarse en el lugar a llevarles el bocadillo, sorprendiéndoles en una embarazosa situación...
Adela sorprende a Tania arreglándole la tortícolis a Manolo mientras colocan unas cortinas en casa de Tino. A su vez, doña Felisa requiere los servicios de Manolo y Benito para colocar un calentador nuevo en su casa. Después de que Benito meta la pata una vez más, Tania acaba encargándose del trabajo. Sin embargo, a doña Felisa le desaparecen 50.000 pesetas de su casa y la única que ha estado allí es Tania...
Tino les da un nuevo trabajo a Manolo y Benito: colocar una ventana a ras de calle en la consulta de un médium, situada en un piso bajo. El vidente se encuentra en apuros, pues una clienta está a punto de llegar y le falta un colaborador para su sesión. Entonces se le ocurre pedir a Benito que le ayude, haciéndose pasar por el difunto marido de la señora para que se manifieste en la sesión. Además, Benito y Tato van al gimnasio de Noelia para arreglar una ducha, pero lo único que consiguen es romperla.
Una viuda ex-clienta de Manolo se le insinúa en su taller y requiere "sus servicios". Mientras, Tania decide tomar el sol en la corrala, provocando los celos e indignación de Adela y la admiración unánime de todos los hombres del edificio. Por su parte, Tony continúa acosando a Noelia que, inflexible, no cede a sus deseos, ocasión que aprovecha Rosita para insinuarse al mismo.
Manolo y Adela tienen otra pelea de las suyas a causa de los coqueteos de ésta con Gary, el detective. En pleno ataque de ira, Adela amenaza a su marido con abandonar el hogar conyugal para siempre. Por otra parte, Manolo y Benito son requeridos en casa de una extraña señora para construir un tabique en mitad del salón. Cuando los albañiles están a punto de terminar, aparecen tres loqueros buscando a la señora, que se ha escapado de un manicomio.
Manolo y Benito se desplazan al local de Teófilo, ya que lo quiere vender y antes hay que hacer unas chapuzas para adecentarlo un poco. Pero cuando llegan al lugar se encuentran con que está habitado por una pareja de jóvenes. La chica está embarazada y a punto de dar a luz, por lo que Manolo y Benito intentan ayudarla. Benito será, finalmente, el encargado de ayudar al bebé a nacer. Además, los dos albañiles son víctimas de un atraco en su propio taller.
Manolo y Benito vuelven a encontrarse con el atracador que les persigue. Por otra parte, Tony quiere hablar con el padre de Noelia para proponerle desaparecer de la vida de su hija a cambio de una buena cantidad de dinero.
Manolo y Benito reciben el encargo, a través de Tino, de levantar una cerca de piedra rústica para un decorado en los estudios cinematográficos "Star", oferta que aceptan de inmediato. La cerca en cuestión será utilizada para rodar un anuncio de leche en el que interviene una vaca y dos actores profesionales. Los dos chapuzas llegan a los estudios dispuestos a hacer su trabajo, pero terminarán siendo ellos los protagonistas del spot publicitario, pues los clientes que pagan el anuncio no están de acuerdo con los modelos elegidos por el director. Por su parte, Noelia descubre que Tony está dispuesto a desaparecer de su vida a cambio de una cantidad de dinero.
Manolo quiere presentarse a un concurso para profesionales del yeso. Tras haber pasado en la edición anterior una mala experiencia -Benito le rompió una escultura de La Cibeles-, este año pretende hacer su obra a escondidas. Sin embargo, su compañero se entera y decide bajar por la noche al taller a aportar su granito de arena a la escultura de la Puerta de Alcalá que está elaborando Manolo. Benito destroza de nuevo la obra del concurso.
Manolo y Benito aceptan colocar un tendedero. Todo parece ir bien hasta que la señora de la casa tiene que salir, ya que la grúa se ha llevado su coche. Al momento aparece Carlos, un niño de cuatro años que exige a Benito que le prepare el desayuno. Más tarde los albañiles descubren a Ataúlfo, un bebé que no para de llorar porque tiene hambre. Cuando por fin consiguen tranquilizar al pequeño, llama la madre de los niños muy apurada porque no ha podido preparar la comida de su marido, momento en que Benito se ofrece a cocinar "conejo a la jardinera".
Benito se encuentra a Noelia, que sigue bastante triste por la muerte de su padre y, además, está muy atareada al hacerse cargo de la casa, el gimnasio y el pequeño Nico. Benito se ofrece entonces a hacer salpicón de pollo para la cena. Por otra parte, Manolo y Benito deben pintar una pared en la que hay una mancha de colores en relieve. Se ponen a picar y quitarla les lleva horas. Todo se complica cuando Tino les cuenta que se trataba de una obra de arte.
Manolo y Benito han de hacer un trabajo que les recomienda Tino en casa de Nadine, una corista de más de 100 kilos de peso que fue compañera de Manolo en el colegio. La mujer está tan emocionada con el reencuentro, que intenta ligarse a Manolo. Más tarde aparece Gracia, la hermana de la corista, también metida en carnes y decidida firmemente a conquistar a Benito. Por otra parte, Adela tiene un pensamiento y cree saber la combinación de la Lotería Primitiva. Mientras rellena el boleto, Benito ve los números y va corriendo a sellar otro igual.
Adela encarga a Tato que vigile a su tío Manolo ya que detecta un olor nuevo en sus camisas y desconfía de él. Además apunta en su libreta cada movimiento de Manolo y Benito. Por otra parte, Tony y Noelia deciden transformar el gimnasio en un bar de copas y encargan la reforma a Manolo y Benito, pero éstos ya tienen otra chapuza pendiente. Manolo convence a Benito para llevarla a cabo pero él no lo tiene muy claro. Después de anular el trabajo que tenían entre manos y decidirse a acometer la reforma del gimnasio, los dos albañiles ven en el patio una furgoneta de la competencia.
Manolo y Benito deben realizar una reforma en casa de una joven adinerada, consistente en derribar una viga en un céntrico ático cercano a la Puerta de Alcalá. Por otro lado, las reformas del bar de Noelia se inician, pese a las reticencias de Benito y su enemistad con Tony, habiendo problemas con el dinero que les debe fiar a "Manolo y Compañía". Benito, haciendo gala de su incompetencia, derriba todas las vigas de un Ático, salvo la que efectivamente debía demoler, provocando el derrumbe completo del techado y dejando con ello atrapado bajo los escombros a su Socio, completamente inmóvil. Benito deberá demostrar la amistad que le tiene a Manolo y sacarle de esa complicada situación.
Manolo y Adela entienden de manera distinta la celebración del aniversario de su boda. Él está pensando en algo rápido cuando llega don Moisés, el cura, diciendo que se ha desplomado el púlpito de la iglesia y hay que arreglarlo. Cuando consigue escabullirse, Manolo vuelve a casa donde encuentra a Adela probándose un regalo que le ha hecho Tino.
Benito descubre que le falta estilo y distinción para relacionarse con sus clientes y decide poner fin a la situación de inmediato. Para ello el chapuzas se dirige a su amigo Tino, que lo único que le ofrece es un trabajo consistente en instalar un par de puertas en la casa de una señora de lo más fino y elegante. Una vez allí la señora, cuyo aspecto sorprende a Benito por la cantidad de oro que lleva encima, casi tanto como el que reluce por toda la casa, deja al protagonista de la serie con la asistenta, que parece no entender nada. Por su parte, Roco, el marido de la millonaria, les dice a los albañiles que cuando acaben la obra en la casa vayan a una dirección para arreglar una cisterna. El lugar indicado resulta ser un bar, dirigido por una exuberante señorita que no es otra que la amante de Roco.
Tania tiene problemas con la gente que la trajo a España porque les debe tres millones de pesetas. Si no los devuelve, puede acabar en un bar de carretera. Manolo y Benito deciden casarla con Tato para conseguir la nacionalidad española, pero éste, aprovechando la amistad con un comisario de Policía al que los dos chapuzas han hecho una obra, tiene un plan. Cuando llegan los individuos al día siguiente, Tato se esconde y graba la conversación con el fin de entregársela a la Policía y organizar una detención propia de una película.
Tino debe decorar el restaurante de Saito Kyoto, el dueño de la mayor cadena de restaurantes japoneses del mundo. Su hija se casa esa tarde y, cuando la boda comienza, aparecen unos terroristas que quieren robar las joyas de los invitados. Benito deja fuera de juego a los ladrones con un laxante y Saito les da una buena recompensa. Con el dinero todos se van a Francia para animar a la selección española en el Mundial 98.
El tiempo pasa rápido y, tras todos haber disfrutado gracias a la recompensa de Saito Kyoto en las playas caribeñas durante el verano (después de que España fuera eliminada del Mundial 98 en la primera fase), toca volver a la rutina del trabajo, cosa que a Manolo y especialmente a Benito, les cuesta mucho afrontar. Además, se produce un cambio importante en el barrio: Tony y Noelia dejan el bar que abrieron por malos resultados y se marchan a Ibiza, traspasándolo. En ese espacio vacío, "Manolo y Compañía" serán los encargados de construir un nuevo Bar para la plaza, llamado por sugerencia de Manolo, "La Molleja", gracias a dos inversoras extranjeras, una inglesa y otra italiana, conocidas de Tino.
A Carmina le llega una carta de Asuntos Sociales que le amenaza con la retirada de su pensión de viudedad. Tino, que en ese momento tiene un trabajo en el Ministerio, y Tato, cuya prima Pepita también trabaja allí, deciden echarle una mano. Pero una vez que Benito y Tino llegan a la sede de Asuntos Sociales para arreglar el asunto, se enteran de que la responsable del departamento está de vacaciones. Gracias a sus contactos, Benito consigue un juego de llaves para poder abrir el archivo y solucionar el problema por sus propios medios.
Benito sufre un accidente laboral por el andamio en el que Manolo se encontraba trabajando y tiene que ser hospitalizado. Todos, especialmente Manolo que tiene sentimiento de culpa, se vuelcan con él. Viendo los buenos resultados que le está dando estar enfermo para evitar trabajar, Benito decide prolongar más sus secuelas, exagerando sus síntomas y haciéndose el amnésico. Pero Manolo se da cuenta rápidamente del engaño y decide pagar a su compañero con la misma moneda. Casualmente, el médico que trata a Benito es conocido de Carmina y decide dar un encargo de restauración a "Manolo y Compañía" en su casa.
Ante la escasez de trabajo de Manolo y Benito, Tino les cuenta que lo que ahora se lleva son las franquicias y les habla de una que está buscando socios. Manolo se decide a llamar. Los ejecutivos de la empresa llegan dispuestos a cambiarlo todo: los chapuzas deberán ordenar el taller, ponerse unos monos amarillos y recibir un cursillo sobre cómo tratar bien a los clientes y comportarse de manera educada. Pero lo peor de todo es que los ejecutivos de la franquicia obligan a Manolo a despedir a Benito y a Tato si quiere seguir adelante con el proyecto.
Carmina pide a Manolo y Benito que arreglen de manera gratuita una gotera en casa de un jubilado amigo suyo. Cuando llegan al hogar del anciano, Benito descubre que en el edificio están pasando cosas muy extrañas y sobrenaturales. Incluso encuentra en el picaporte de una puerta los restos de una mano amputada y ensangrentada. Manolo y Tato no le creen y piensan que es otra invención de Benito para evitar currar, por lo que se lo toman a guasa. Sin embargo, alentados por el miedo de los ancianos que allí residen y casi obligados por circunstancias externas, los dos albañiles, junto con Tato, pasan la noche allí para demostrar que en el edificio no sucede nada. Pero, cuando se manifiestan de pronto todo tipo de fenómenos extraños y paranormales, deciden investigar y tratar de descifrar qué está ocurriendo exactamente en ese antiguo Caserón, al más puro estilo "Cazafantasmas"
Manolo y Benito acuden, por encargo de Tino, a un laboratorio-clínica de productos adelgazantes para hacer una pila. Benito descubre cómo entra un hombre gordo al que la enfermera le da un bote de medicinas y ve cómo sale un hombre delgado. Evidentemente no es la misma persona, pero Benito cree que sí. Entonces se acuerda de los michelines de Manolo y, por hacerle un favor, le mete el contenido del bote en una botella de cerveza.
Tino organiza una representación benéfica de Don Juan Tenorio en el barrio, en la que todos los vecinos importantes participarán: Tania, Tato, Tino e incluso Adela, interpretando a Doña Inés. Benito y Manolo son los elegidos para dar vida a don Juan Tenorio y a don Gonzalo, respectivamente. Además de estrenarse como actores, los albañiles se encargan de la elaboración del atrezo y del decorado. Como era de esperar, durante la representación, y para desgracia de Tino, ocurren un sinfín de infortunios: a Benito se le olvida el texto y no para de improvisar, a Tania se le cae el escenario a trozos en plena actuación, Manolo se cae de un pedestal mal hecho...
En el interior del local que está junto al taller de "Manolo y Compañía" comienzan unas obras. Los encargados de realizarlas son otros dos albañiles: Venancio y Boris. El primero es un hombre muy trabajador, al igual que Manolo, y pronto se hacen amigos; mientras, Boris comparte con Benito la afición por hacer el vago. El grado de compenetración de las dos parejas llega a tal punto que terminan asociándose. Pero los negocios no marchan bien para ninguno de los cuatro. La empresa de Venancio y Manolo termina resultando una estafa y la de Benito y Boris es incapaz de levantar cabeza. Los cuatro intentan resolver sus problemas económicos con soluciones a cada cual más disparatada, pero no logran otra cosa más que complicar la situación.
Manolo y Benito tienen que ir a dependencias policiales porque el comisario los ha llamado para que tapen el hueco provocado por una explosión hecha por un preso fugado. Los albañiles tienen que llevar a cabo su tarea en presencia de un preso que no para de gruñir y de increpar a Benito. Las cosas se complican aún más cuando aparece Matías, el responsable fugado autor de la explosión.
Benito, debido a un inesperado viaje de varios días que su madre tiene que hacer para visitar a una familiar, se ve obligado a quedarse solo en casa, teniendo que hacer todo por sí mismo. Ante su absoluta incompetencia y vagancia extrema, Benito usa a Tato para que le haga las tareas del hogar, con resultados desastrosos. Más adelante, en plena madrugada, Benito es víctima de un dolor agudo de espalda, lo que lo lleva a contratar los servicios de una masajista a través de las páginas de anuncios por palabras de un diario, sin reparar en qué clase de masajista ha contratado realmente. Para rematar, Tino encarga a "Manolo y Compañía" la instalación de una cama de agua en la casa misma del diseñador fashion, fashion de interiores.
Rufa, la hermana de Tato, llega a la corrala procedente directamente de Cachorrilla, el pueblo natal de Manolo y Tato, con la intención de vender unas ovejas a su hermano y de paso instalarse en la gran ciudad. La vulgar chica, cara regordeta y entrada en carnes, descubre de repente que Benito puede llegar a ser el amor de su vida. Desde ese momento, el chapuzas se convierte en el principal objetivo de la recién llegada, que lo somete a una persecución implacable, ante lo cual Benito desespera. En otro orden de cosas, "Manolo y Compañía" ha de presentar los papeles de Hacienda de la empresa si no quieren tener problemas y, para colmo, instalar una gran persiana en el piso del mismo inspector que les visita.
Tino proporciona a Manolo y Benito una reforma en una urbanización de lujo en casa de Lilí, una mujer rica, joven y exuberante amiga de Tino. Pronto descubren que Tino tiene una aventura con la propietaria pero, sin previsión, el marido de Lilí se presenta ya que se encuentra indispuesto para trabajar hoy, pillando a la pareja infraganti si nadie lo remedia. A Manolo y a Benito no les quedará más remedio que hacer todo tipo de estrafalarios disparates para evitar que Tino sea descubierto y esconderle dentro de dos tabiques para impedir que el marido le encuentre, debiendo pasar la noche allí para, al día siguiente, poder rescatarle sin peligro. ¿Saldrá Tino indemne de esta complicada situación y podrán Manolo y Benito concluir con éxito la obra?
Tino ofrece un nuevo trabajo a "Manolo y Compañía": Manolo y Benito deben ayudar a otra empresa subcontrata a terminar las obras de un local de espectáculos de magia que se inaugura esa misma noche. En él, actuará el prestigioso mago escapista Robertino, quien se encuentra ensayando en su número de liberación de cuerdas, izado por un motor, ante la fascinación de Tato, que no dudará en convertirse en su ayudante por un día, para desgracia del dueño del negocio, un mago retirado. Adela le recuerda a Manolo que hace 25 años le pidió matrimonio, por lo que Manolo acepta llevarla al espectáculo, junto con Tania, Carmina, Pepita e incluso Rufa. Como es de suponer, nada saldrá como estaba previsto.
Horacio invita a todo el barrio a una fiesta, pero la policía aparece en la corrala antes de que ésta comience y lo lleva a comisaría. Entonces, Horacio pide a su socio, Luciano, que se encargue del evento. La mesa donde va a servir la cena no cabe en su casa y llama a Manolo y Benito para que le agranden la puerta. Los chapuzas aceptan el encargo para poder dar el dinero a Tania y que pueda irse a su país a pasar la Navidad.
Manolo se va a celebrar la Navidad a Cachorrilla y Benito no puede soportar la idea de que su socio se marche dejándolo solo con su madre y el pavo Pavarotti. Por ello le propone a su madre aparecer por sorpresa en casa de Manolo.
Adela tiene una pasión desaforada por las rebajas. Manolo comprueba furioso como su mujer se gasta los ahorros de la cartilla en grandes e innecesarias compras. En el fondo lo que ocurre es que no soporta que todo el mundo menos él tenga dinero para gastárselo. Además, Manolo intuye que Tino les oculta algo. Tiene un trabajo entre manos y no tiene pensado dárselo ni a Benito ni a él. Para aclarar la situación, los dos albañiles mandan al "superdetective" Tato a investigar. El resultado de las averiguaciones supone una gran sorpresa para la pareja de chapuzas.
Adela se encuentra que hay una enorme cantidad de facturas sin pagar y que no hay fondos para poder cubrirlas. Ante esta situación, decide, pese a la oposición de su marido, ponerse a trabajar por su cuenta, para lo que empieza a buscar entre los periódicos un empleo bien pagado. Mientras, Manolo y Benito, consiguen una chapuza: arreglar los urinarios del Parque del Retiro; pero para poder trabajar tienen que cumplir dos condiciones: que los servicios estén arreglados en dos días como máximo y que no se interrumpa su funcionamiento mientras dura la obra.
A Manolo y Benito, en esta ocasión, les encargarán la reparación de una vivienda y en una de las habitaciones al quitar el antiguo papel pintado aparece una gran cantidad de dinero. Esta situación generará una gran duda y desconfianza entre ellos.
Tino encarga a Manolo y Benito un trabajo: colocar un ventilador en casa de una señora. Los problemas comienzan cuando los chapuzas llegan a la casa y nadie abre la puerta, por lo que Manolo decide bajar a la calle a llamar desde una cabina, ya que se le ha olvidado el móvil. Éste se queda entonces encerrado en la cabina. Mientras, el hijo sonámbulo de la dueña deja entrar a Benito y quiere ayudarle a colocar el ventilador.
Adela, empeñada en hacer obras en su casa, les encarga a Manolo y Benito la reforma, ya que hace semanas que no tienen ningún trabajo. La tarea se complica cuando Benito destroza una tubería, lo que hace que los dos chapuzas se enfaden y que el causante de la pifia, despechado, decida aceptar la oferta de un viejo amigo suyo para incorporarse como comercial a otra empresa de reformas.
Es el día de San Valentín y en la corrala muchas reciben un anónimo ramo de flores de un admirador secreto felicitándoles el día de los enamorados. Esta situación disparatada provocará celos, sospechas, mentiras y un deseo incontrolable de que las flores provengan de la persona deseada.
Carmina resulta agraciada en un sorteo de la caja de ahorros con una enciclopedia y Benito, que quiere ser culto a cualquier precio, comienza a leerla por el principio, por la letra "A". Mientras, Tino ofrece a Manolo y Benito hacer una obra en la casa de una señora que quiere insonorizar las paredes para dejar de soportar las noches de juerga de su vecino. Cuando llegan al portal del inmueble, los dos albañiles, conocen al vecino de su cliente, que también solicita sus servicios. Así, cada uno de los dos chapuzas se dedica a cada uno de los dos pisos.
Manolo y Benito acuden a la tienda de moda de Francesco, un cliente homosexual que, desde el primer momento, se enamora perdidamente de Benito, lo que da pie a todo tipo de malentendidos. Los chapuzas tienen que montar una pasarela para que Francesco pueda presentar sus canciones, pero un bote de disolvente destroza la ropa poco antes del comienzo del desfile.
Manolo y Benito se trasladan a la casa de un filólogo americano que, curiosamente, les pide que trabajen menos y hablen más, para así estudiar sus expresiones. El cliente queda tan satisfecho que los invita a viajar a Estados Unidos, donde, les asegura triunfarán. Los dos albañiles no se lo piensan y solicitan una licencia de trabajo en la Embajada de Estados Unidos.
Manolo y Benito atraviesan una de sus malas rachas, situación que coincide con el aniversario de boda de Manolo, quien no tiene dinero para hacerle un buen regalo a Adela. Tania, por su parte, esconde en el taller a Olenka, una refugiada Bosnia. Los chapuzas, al enterarse, se encariñan con la niña, pero un funcionario de asuntos sociales sigue los pasos de la pequeña para repatriarla. Como Manolo y Benito han conseguido un trabajillo en casa de un matrimonio sin hijos, se llevan a la niña para ocultarla. En cuanto conocen a Olenka, la pareja se encariña con ella.
Manolo y Benito necesitan devolver urgentemente un préstamo y no tienen ni dinero ni forma de conseguirlo, ya que unos colegas les han quitado de forma sucia un trabajo pendiente. Desesperados, aceptan un extraño encargo: elaborar una falla para una fiesta que un avispado constructor quiere organizar para ganarse el favor de un alto funcionario de Obras Públicas.
Manolo, Benito y Tato, como todos los años, participan como costaleros en la procesión de Semana Santa. Benito quiere dirigir el paso y, con sus habituales triquiñuelas, lo consigue, pero a la vez causa un gran estropicio al romper las figuras. Los chapuzas tienen que reponerlas en el último momento.
Benito se prepara para un encuentro con Manolo y un cliente, Julián, que todos los años les invita a comer. Sin embargo cuando va a recoger a su amigo, Benito descubre que Manolo sufre un fuerte dolor de muelas y, pese a su inicial resistencia, le convence para que vaya al dentista. Ya en la calle, se encuentran un Jaguar del que baja una atractiva mujer, Vanesa, a la que acompaña Tino, quien les deja el coche para que le retoquen un pequeño roce. Manolo y Benito lo toman como prestado para ir al dentista y "fardar" en la comida con Julián. Cuando llegan al dentista, Manolo se resiste a que le pongan la anestesia y, en el forcejeo, la enfermera le inyecta a Benito la aguja en el cuello. Como el efecto sedante dura una hora, tienen que volver en el Jaguar conducido por Benito, mientras Manolo le sujeta la cabeza.
Tato ve la combinación ganadora de la quiniela en el papel de periódico en el que Benito lleva envuelto el bocadillo. Esta combinación resulta coincidir con la suya, por lo que a Tato le corresponderían 500 millones de pesetas. Todos agasajan al agraciado y cambia el panorama en el barrio. Sin embargo, esta alegría se torna en incredulidad cuando ven por la televisión al único ganador del pleno al quince.
La furgoneta de Manolo y Benito choca contra el automóvil de Luciano Castaneda. Como nadie está dispuesto a hacerse cargo de las reparaciones, deciden jugarse los costes al mus. El único problema es que Benito apenas sabe jugar. Ante la oscura perspectiva, deciden aceptar un peculiar encargo: desatascar una fosa séptica en el domicilio de un actor. Mientras tanto, en casa, Benito encuentra a su madre muy deprimida.
En el Día de la Madre, Benito planea junto con Manolo hacerle un regalo a Carmina. La idea inicial es instalarle una caldera en casa y, para poder hacerlo por sorpresa, aprovechan que la madre de Tato hace un viaje a Lourdes y la mandan con ella. Además, Manolo, Benito y Tato se ven involucrados en un atraco y colaboran para que los navajeros huyan. La víctima resulta ser la hija de Manolo Escobar que, agradecida, les lleva a conocer a su padre. Benito le pide que vaya personalmente a cantarle a Carmina el Día de la Madre y éste accede.
Manolo y Benito, que se encuentran trabajando en la construcción de un chalet en mitad de una estación de seguimiento espacial y satélites, se topan con un complicado sistema de cableado, que forma parte de la estación espacial. El incidente lleva a los chapuzas a ingeniar un escabroso plan: pinchar la señal que se recibe en la estación para poder ver un interesante partido de fútbol. El resto de vecinos, como Adela o Evaristo, tratarán de aprovechar la situación para hacer negocio. Sin embargo, en mitad de la emisión del partido, sucede un imprevisto.
Tino consigue un trabajo para alicatar un templo budista. Al llegar, Benito se siente muy identificado con los monjes y su creencia en la reencarnación. Por otro lado, la vaquilla de Tato se vuelve loca, pero Benito parece demostrar un don con los animales, demostrando entenderles y poder solucionar sus posibles problemas.
A Benito le entra una tremenda neura supersticiosa al levantarse y descubrir que es martes y trece. Para colmo de males, en una ñapa que les ha conseguido Tino, rompe un espejo y cree que se ha convertido en gafe. Evaristo le aconseja que vaya a ver a su tía Maruxa, la bruja. Acompañado de Manolo, Benito acude a visitar a la bruja que le hace un conjuro para quitarle el mal de ojo. Además le dice a Manolo que quien está gafado es él y que si quiere puede hacerle también un conjuro. Pero Manolo no acepta y Benito se encarga contarle a todo el mundo que su compañero es gafe.
Manolo y Benito están agobiados por la falta de trabajo. Incluso Tino se está quedando sin clientes. Adela trata de tomar cartas en el asunto y parece encontrar la solución: modernizar el sistema de trabajo en el taller con nuevos métodos más rápidos y "low cost", como por ejemplo, dotar al taller de motos y reducir los trabajos a la mínima expresión, para poder abaratar precios y dar salida rápida a los diferentes servicios que puedan ofrecer.
Benito piensa que trabaja demasiado y le pide a Manolo que le deje tener un ayudante. Se trata de un perro que ha adiestrado. Ese perro hará que Benito pueda conocer a una mujer, dueña de otro perro, con la cual establecerá una relación estrecha, pero complicada.
Manolo y Benito tienen una chapuza en una urbanización de lujo para limpiar la piscina de un matrimonio mal avenido. Por su parte, Carmina y Adela presionan a los albañiles para que los lleven de excursión al campo. Benito piensa que lo ideal es llevarlas a la urbanización a comer una paella. El matrimonio regresa en plena comilona y se arma un buen lío.
Benito, tras haber hecho una chapuza en la grifería de un piso, se va al bar a consolarse. Allí se encuentra con Evaristo, quien, al verle tan a triste, echa mano de una botella de orujo de su tierra y los dos empiezan a beber. Evaristo, muy animado, le cuenta a Benito que, al ser año santo compostelano, si le pide algo al apóstol se lo concederá.
Carmina trata de convencer a Benito de la necesidad de encontrar una mujer y casarse. Ese día en el taller, Benito recibe la visita de una mujer millonaria elegante y soltera que se queda encaprichada de él. Más tarde, Benito conoce a una joven que le pide prestadas algunas herramientas para tirar el tabique de su buhardilla. Ella es músico y no tiene demasiado dinero, pero Benito la prefiere a la millonaria. Las cosas se complican cuando aparece el exnovio de la muchacha. Por su parte, Manolo se pone enfermo y deja el taller a cargo de Benito. Adela, pensando en la economía familiar, monta una partida clandestina de bingo con unas cuantas mujeres del barrio. Pero la policía descubre la "timba".
Tras una pelea con su madre, Benito decide que ya es hora de emanciparse e irse a vivir solo. Pero como no tiene dinero, se aloja en el taller. Durante unos días, la rutina del trabajo se ve alterada por el nuevo inquilino, que pronto se da cuenta de que ejercer de soltero no es tan sencillo. Carmina trata de convencerlo para que regrese a casa, pero su orgullo le impide dar su brazo a torcer. Tras una conversación con su madre, Benito recuerda que necesita unos calcetines que están mojados y los pone a secar sobre una sartén al fuego. De madrugada, Manolo y Adela se despiertan sobresaltados y comprueban que el taller está en llamas.
Frente al humeante taller, que ha quedado totalmente destrozado por el incendio, Manolo, Tato, Tino, Tania y Adela lloran la supuesta pérdida de Benito, a quien creen "fiambre". Manolo es el encargado de dar la noticia a Carmina. Se arma de valor y sube a casa de ésta. Compungido, sin apenas fuerzas para pronunciar las palabras, Manolo intenta hacer entender a Carmina lo que ha sucedido. Mientras, Benito sale de su dormitorio y escucha la conversación emocionado. Por suerte, el chapuzas había conseguido salvarse: a medianoche le entró hambre y subió a su casa a comerse unas empanadillas de bonito que su madre le había dejado en la cocina, por lo que en el momento del incendio no se encontraba en el taller. Tras el gran susto, el esfuerzo de los protagonistas se centra en la reconstrucción del taller, enfrentándose a todos los problemas que les plantean los peritos del seguro.
Benito se lleva una de las desilusiones más grandes de su vida. Haciendo un crucigrama se entera que él no es el introductor del gotelé en su país. Manolo y todos los demás idearán un plan para que Benito salga de su momento depresivo.
Manolo y Benito son requeridos por Don Salmerón, un viejo verde, para hacerle un apaño: un apartamento picadero. El hombre que es, además, dueño de la discoteca Cosmos, les ofrece ser los nuevos relaciones públicas de la sala. Por otra parte, Carmina lee un anuncio que presenta la misma discoteca como un "paraíso de nostalgia de los bailes de siempre", por lo que convence a Adela para que la acompañe. Los cuatro personajes coinciden en el local, escenario de un escándalo que se cierra a puñetazos.
En el patio aparece Romy, una preciosa chica que habitualmente desayuna en el bar "La Molleja", ya que trabaja en una boutique cercana. Benito la ve por primera vez y se siente atraído por ella. Entabla conversación y ésta le pide que le arregle un pequeño desperfecto en la tienda. Benito accede encantado. Mientras, Manolo acepta un trabajo para pintar unas paredes de gotelé y, al verse incapaz de realizar la tarea, busca a su compañero, quien ha convertido el pequeño desperfecto de la tienda en una catástrofe.
Benito se enamora platónicamente de una estrella cinematográfica a la que conoce en un rodaje. La chica aprovecha la supuesta maña de Benito para pedirle que acuda a su casa para realizar una chapuza. Un fotógrafo los sorprende en una situación aparentemente comprometida y les hace una foto, lo que da pie a un complicado embrollo.
Manolo y Benito reciben una inesperada herencia. Al principio creen que se trata de una broma, pero un pasante les cita al día siguiente para la lectura del testamento. En el despacho está la familia del fallecido y, al conocer que los dos desconocidos son los herederos universales, hablan de impugnar el documento. Los familiares del difunto aceptan retirarse a cambio de cuatro millones de pesetas.
Benito escucha en las noticias de televisión el alarmante incremento de casos depresivos en el mundo laboral. Influenciable él, sobre todo cuando le interesa, finge al día siguiente una profunda depresión que le lleva a ser asistido por una psicóloga que le da una baja laboral. Un día descubre que Manolo ayuda a su madre para suplir el sueldo. En ese momento recapacita y se da cuenta de que su juego es un tanto innoble, por lo que decide reincorporarse al trabajo. Grande es su sorpresa al descubrir al día siguiente que todos están deprimidos a su alrededor.
"El Tenazas", un sanguinario asesino, se ha escapado de la cárcel y ha ido a esconderse a la casa donde Manolo y Benito acuden a realizar una chapuza. Benito sufre constantes sobresaltos con los diferentes monstruos que pueblan la casa: un hombre cadavérico, un monstruo fumador de puros.
Luciano sospecha que su mujer se la pega con otro. Para ocuparse de tan escabroso asunto, Evaristo le recomienda contratar a Tato como detective privado. El joven, por fin, ve cumplido su sueño de que alguien deposite su confianza en él para resolver un caso.
Manolo, Benito y Tato están en el taller jugando con los botes de pintura cuando escuchan un grito en el patio. Al salir fuera, encuentran a Carmina tumbada en el suelo y rodeada de bolsas de la compra: ha tenido un ataque de lumbago. Tania cuida de Carmina para que los albañiles puedan hacer una "ñapa" en casa de una señora rica, a la que le desaparece una pulsera. La mujer acusa a Manolo y Benito de habérsela robado y son detenidos por la Policía Local como principales sospechosos.
A Carmina se le mete en la cabeza la idea de casar a su hijo Benito cuanto antes, porque tiene un sueño en el que le ve contraer matrimonio con Tania.
Benito se entera que Romy admira a un compañero de una ONG y decide imitarlo. Para ello roba sus propios materiales para iniciar una ONG a la que llama Albañiles Sin Fronteras. El chapuzas cuenta su iniciativa en televisión y el efecto es inmediato: el patio se llena de materiales para la labor, que Benito quiere comenzar en África.
Mientras están reformando el bar "La Molleja", una casualidad hace que Manolo y Benito sean contratados como asesores de albañilería en una serie de televisión titulada "A pie de obra".
Manolo y Benito ven en la tele el programa de Ana Rosa Quintana acerca de los niños del Tercer Mundo, lo que les hace sensibilizarse sobre este tema.
En Navidad y, ante la falta de trabajo en el taller, a Tino se le ocurre la idea de participar en un concurso de belenes vivientes.
Benito, aterrorizado por las posibles consecuencias que el Efecto 2000 hubiera podido causar en la Tierra, decide almacenar víveres y encerrarse a cal y canto, sin mantener contacto alguno con nada ni con nadie exterior. Sólo Carmina (de la que su paranoia le hace también dudar, por si el "efecto" la hubiera convertido en un clon de su verdadera madre) le sirve de nexo con el resto del mundo.
En el barrio se organiza un viaje a Mónaco, de plazas limitadas, para el que los protagonistas tan solo consiguen dos. Benito y Manolo se disputan quién irá: si Carmina y Benito o Adela y Manolo. Como no se ponen de acuerdo deciden apostarse el viaje. Benito propone que la apuesta sea que él consiga que Adela se fije en otro hombre.
Ante el desconcierto de Manolo y Benito, Adela se presenta en el taller convertida en la más decidida defensora de los derechos laborales de su sobrino. Se ha enterado de que Tato no recibe un sueldo fijo por su trabajo y, a cambio de una comisión, acepta protagonizar una encarnizada batalla contra sus patrones, a los que intenta poner contra las cuerdas hasta conseguir su objetivo.
Mientras Manolo se va a trabajar, Benito se queda dormido en el taller y le despiertan los llantos de un bebé que han dejado en la puerta. Todos en la corrala se disputan quien ha de quedarse con la criatura.
Manolo, Benito, Tato y Tania van a hacer reformas a casa de doña Amparo, una mujer mayor, algo excéntrica y muy despistada, que vive sola. Por ese motivo, sus vecinos, hartos de que provoque tantas averías, tratan de conseguir que se vaya a una residencia.
Benito tiene una mañana de muy mal humor en la que se muestra irascible con todo el mundo. Nadie se libra de los ataques que provoca su enfado. Tampoco se salva Jacinto, un hombre mayor y humilde que le pide una limosna. Pero Jacinto no es ningún pobre, sino un ángel de la guarda de Benito que ha sido enviado para ayudarle.
En "La Molleja", Tino les presenta a Manolo y a Benito a un amigo suyo que es arquitecto. Éste les ofrece un trabajo en la casa de los Romano, matrimonio que ha sido secuestrado en Colombia. Nadie sabe si están muertos y, en ese caso, su hija Estela heredaría toda la fortuna. Los tíos de la niña quieren mandarla a un internado.
Un telegrama anuncia a Adela la llegada de su madre. Como ni ella ni Manolo pueden ir a recogerla a la estación de autobuses, le piden a Benito que vaya él. Por error recoge a una señora que no es la madre de Adela. Por otro lado, Tato se pone en contacto con un detective para adentrarse más en los secretos de la profesión.
Debido al mal funcionamiento del negocio del taller, Adela decide tomar las riendas. Está dispuesta a salir de la miseria y cambiar de vida por completo. Para ello propone un negocio: dedicarse a un turismo alternativo que consiste en recibir a un grupo de turistas extranjeros y convivir con ellos para que conozcan el modo de vida español.
El cartero trae buenas noticias para Manolo y Benito: a Manolo le han nombrado, con motivo de las elecciones, presidente de mesa en un colegio electoral, y a Benito, los del Insalud le van mirar "lo suyo".
Manolo y Benito están trabajando en casa de Hugo, amigo de Tino, un argentino de mediana edad y bastante activo que es gay. Esta condición resulta ser molesta para él, pues ha mentido a sus padres asegurándoles que tiene novia. Estos van a venir de Argentina a conocerla y, para que no descubran que es mentira, Tino propone crear una familia ficticia.
Manolo y Benito están involucrados en construir una barraca típica valenciana en el jardín de un chalet. El motivo es que Don Braulio, un viejo completamente pirado y obsesionado con las fallas, pierde la poca cordura que le queda cuando oye las tracas. Por eso sus hijos han decidido llevárselo de Valencia durante las fiestas, pero él solo acepta si le construyen una barraquita. Los hijos de don Braulio están convencidos que éste esconde un montón de dinero en metálico, pero no saben dónde.
Manolo y Benito se encuentran con una gitana cuya familia les encarga la construcción de unas chabolas adosadas; pero las complicaciones llegan cuando Benito se ve envuelto en un lío de faldas.
Manolo y Benito pintan la fachada del chalet de Diana, una mujer rica y exigente. Su único afán es quedarse con todas las riquezas de su padre. Benito conoce a Bernardo, el padre de Diana, y hacen muy buenas migas. Pero una semana más tarde, Bernardo muere y su testamento incluye a Benito como beneficiario de la empresa donde el difunto comenzó. Esta noticia hace que a su hija casi le dé un infarto. Para poder recuperar la empresa, a Diana se le ocurre una idea: casarse con Benito.
Benito se va a casar y a partir de ahora es rico. Para celebrar sus últimos días de soltero y su nueva clase social, decide llevarse de compras a Manolo y a Tato en la limusina.
Tino descubre por casualidad que la boda de Benito es un plan para engañarle e intentará anularla en el último instante. Por otra parte, Adela intentará sacar provecho de la situación vendiendo la exclusiva a una cadena de televisión.
Tino ha encontrado una nueva chapucilla para Manolo y Benito: tienen que instalar una sauna en un gimnasio. Benito querrá tener un "cuerpo 10" y empezará, como de costumbre, a hacer de las suyas, en vez de centrarse en el trabajo.
Manolo y Benito son retenidos por unos atracadores de bancos que merodean por el barrio; les obligan a utilizar la furgoneta para buscar la bolsa con el botín que han perdido en un parque.
En el barrio se van a celebrar unas sesiones para promover el adelgazamiento de las personas obesas. Adela apuntará a Manolo porque considera que está muy gordo y rompe los somieres de la cama. Por otro lado Benito no quiere ser menos y se hará pasar por gordo también.
Adela se encuentra con un viejo novio que ha vuelto al barrio con su madre. Carmina encuentra un trabajo para cuidar a una anciana, y Manolo y Benito irán a hacer una obra casualmente a la casa de la anciana. Tato monta un consultorio telefónico de detectives en la casa de sus tíos.
La empresa "Manolo y Compañía" realiza una obra en casa de un joven que está enganchado a la informática. Benito se queda asombrado de las cosas que se pueden hacer con un ordenador y sin quererlo se mete en la web de la Casa Real. El personal de seguridad de la Zarzuela pensará que se trata de un ciberterrorista.
Manolo y Benito están haciendo un trabajo en una sala de audición de una coral de mujeres. Como de costumbre, la lían con la chapuza, lesionando a dos de las mujeres. Tendrán que sustituirlas y para ello tienen que vestirse de mujeres. El productor de la coral se queda prendado de Benito y le invita a cenar.
Tino les ofrece a Manolo y Benito un trabajo para pintar un domicilio. Una vez allí, se dan cuenta de que la dueña puede ser víctima de malos tratos por parte de su pareja. Entonces deciden llevarla al barrio con ellos y presentar una denuncia en los juzgados.
Tato tiene un problemilla de incontinencia urinaria y llenará su habitación de pañales; esto hace que Adela se enfade con él y le insinúe que se vuelva a Cachorrilla. Ante tal situación Tato alquilará un piso en la corrala con el objetivo de independizarse. A Manolo y Benito les sale un trabajo consistente en limpiar las estatuas de la ciudad. Este episodio tiene continuación con el inmediatamente siguiente.
Benito quiere por todos los medios independizarse; para lo cual, ingresa a la fuerza a Carmina en una residencia de ancianos. De esta forma llevará a vivir a una mujer a casa, pero no todo sale según lo tenía previsto. Manolo tendrá que intervenir para sacar a su amigo de la situación. Este episodio es continuación del inmediatamente anterior.
Tino consigue a Manolo y Benito un curro para instalar una ducha en un chalé en Guardamar del Segura, en primera línea de playa. No cobrarán nada por la obra, pero, a cambio, el dueño les dejará disfrutar unos días en el chalé totalmente gratis. Sin dudarlo, todos quieren ir y se preparan para sus vacaciones. Sin embargo, Adela acaba desapareciendo inesperadamente.
Tras un salto de varios meses tras el último episodio, Manolo, muy desmejorado, recibe un paquete con una cinta de vídeo en la que Adela le explica que ha decidido abandonarle por estar cansada de la monotonía en la corrala. Benito, para aliviar la situación de su amigo, se va a vivir con él unos días para animarle, además de hacer otros cambios en la rutina, como pintar la furgoneta de rojo. Por otro lado, Benito recoge mal el encargo de un trabajo y cuando acuden al lugar se llevarán una sorpresa que jamás olvidarán, incluyendo una faceta de Tino que desconocían.
Tino quiere montar un centro de estética en un local de la corrala; para la reforma contrata a Manolo y Benito, pero la socia capitalista no está dispuesta porque les considera unos chapuzas. A Carmina le toca un poco de dinero en el sorteo de la ONCE y Benito le propone a su socio Manolo comprarle su parte de la empresa.
Manolo y Benito están realizando una obra en la fachada de una casa y Manolo se queda prendado de su inquilina, que le corresponde con ricos platos de comida. Por otra parte, Tino es menospreciado por su socia en el centro de estética y prepara un plan para vengarse de ella con ayuda de Manolo, Benito y Carmina.
Loren, la nueva amiga de Manolo, se pasa por el taller para pedir un presupuesto para pintar la casa donde vive de alquiler. Manolo se va enamorando cada día más de ella y por un problema con el casero, decide que se vaya a vivir a la corrala con él. Benito, celoso de esta nueva relación amorosa de su compañero, intentará por todos los medios que la olvide.
Benito recibe una de las mayores alegrías de su vida cuando aparece en su casa un hombre que dice ser su padre. El recién llegado les cuenta a él y a Carmina que, en realidad, el que fue corneado por un toro fue un amigo suyo y que él se quedó con la indemnización del seguro y se marchó al extranjero con una amante. Por otra parte, la relación amorosa entre Manolo y Loren se va afianzando cada vez más.
Manolo y Benito irán a realizar un trabajo para arreglar una pista de tenis. Benito quiere parecerse al profesor de tenis, que siempre está rodeado de bonitas mujeres. Para ello, contratará los servicios de una agencia matrimonial. La hija de Loren, "Nico", aparece inesperadamente y ambas irán a vivir a la casa de Tania. Benito sufre un accidente en la corrala, cayéndose desde la terraza.
Benito aparece lesionado en el cuello y con un brazo escayolado, debido al accidente sufrido en la corrala. Un cliente les encarga la construcción de un búnker en su propio domicilio, por el que les pagará tres millones de pesetas cuando regrese su hijo de viaje. Manolo y Benito no tienen dinero para iniciar la obra y comienzan a buscar a alguien que pueda anticipárselo.
Carmina sufre un embarazo psicológico y Benito acudirá a un especialista para que le recete una cura para su madre. Por otro lado, debido un compromiso que tiene la empresa "Manolo y Compañía" con Miguelito, tendrán que hacer una obra en un domicilio con la intención de que sus inquilinas abandonen la vivienda para construir un nuevo edificio. Para ello, Benito se hará pasar por arquitecto del ayuntamiento.
Manolo y Benito acuden a una gran empresa a construir una garita para el vigilante, pero Manolo recibe un gran golpe en la cabeza con una puerta que le hará perder la memoria. Benito solicitará que les paguen una indemnización por los daños ocasionados a su compañero.
Un constructor de viviendas contrata a Manolo y Benito para terminar antes el edificio, pero como tienen que trabajar a destajo, surgen problemas con el encargado de la misma. Por otra parte, la novia del constructor intenta suicidarse continuamente y para evitarlo la trasladan a casa de Benito, donde Carmina cuidará de ella.
A Manolo y Benito les contratan para la construcción de una puerta de seguridad en una entidad bancaria. Mientras realizan el trabajo, unos atracadores irrumpen en el banco y se verán involucrados en el asunto.
Debido al caluroso verano que están padeciendo, Manolo y Benito encargarán a "Miguelito" que les venda unos aparatos de aire acondicionado para instalarlos en sus casas. Por otro lado, deberán construir una caseta publicitaria en una bolera, donde se va a realizar un campeonato. Benito participará con la intención de ganar el premio, consistente en un millón de pesetas.
En el taller se presenta una inspectora de seguridad del ayuntamiento para denunciarles si no realizan una serie de mejoras en el mismo. Benito hará lo posible para evitar la sanción. Al mismo tiempo, deberán instalar en casa de un mafioso unos cristales blindados, donde la hija de éste, que está embarazada, meterá en un buen lío a Benito.
Carmina y Benito acuden a consulta médica para una revisión. A Benito le practican un análisis de sangre y pasados unos días Carmina recibe una carta en la que les comunican que a Benito se le ha detectado un virus mortal. Todos en la corrala intentarán hacer más llevaderos los últimos días de su amigo.
Manolo y Tania van a reparar una fosa séptica que les han encargado. En casa de Benito se presenta una mujer solicitando los servicios del "Rey del gotelé" para pintar el salón de su casa. Manolo y Benito se verán obligados a trabajar, esta vez, por separado. Mientras está realizando el trabajo, a Benito se le estropea su "lolita" y pide ayuda a "Miguelito", quien le lleva una máquina moderna para terminar el trabajo de pintura, sin embargo, a Benito no le convence esta contemporánea solución.
Loren anuncia a Manolo que está embarazada y que le gustaría casarse como "Dios manda". Para ello, Manolo prepara una cita romántica para la pedida de mano. Benito, que no se fía de la situación, pretende hacer un test de embarazo con una tortuga. Carmina prepara un paquete con comida para enviárselo a Juanito a la cárcel.
Comienzan los preparativos para la boda de Loren y Manolo. Tania y Benito serán elegidos para ser los padrinos. No faltará la despedida de soltero que le harán a Manolo. La comida será en el bar "La Molleja". Pero frente al altar de la iglesia se descubrirá un gran secreto que Loren tiene guardado, que producirá acontecimientos inesperados.
Benito habla con su madre de la desdicha que es pertenecer a la clase proletaria. Casualmente, a Manolo y Benito les ofrecen un trabajo en un consulado donde se va a celebrar una fiesta de la alta sociedad. Haciéndose pasar por un príncipe, Benito conseguirá enamorar a la hija del cónsul y vivirá por unas horas su particular cuento de hadas.
Aparecen grietas por toda las viviendas de la corrala y en la junta de vecinos proponen a Manolo y Benito para que realicen la reparación. Tania, gestionando la nacionalidad española, se encuentra con una joven y atractiva inmigrante como ella llamada "Jenny" y la invita a su domicilio. Manolo, que tiene la casa totalmente desordenada, contrata a "Jenny" como asistenta, lo que provoca la envidia de Benito.
En esta ocasión, Manolo y Benito tienen que ir a instalar un soporte para un saco de boxeo en un gimnasio, donde se está preparando un combate clandestino. Para no variar, Benito remata la chapuza y provoca una lesión a uno de los participantes. En su lugar, Manolo es forzado a sustituirle y tendrá que pelear contra el temeroso campeón del momento. Todos temen por la integridad física de Manolo.
En el taller se presenta una mujer anciana y con pocos recursos económicos para que Manolo y Benito le instalen medidas de seguridad en su vivienda, debido a que sufre frecuentes robos. En su afán de hacer el bien, acuden a la vivienda para colocar una rejas en las ventanas. A Benito le parece insuficiente e idea un sistema antirrobo novedoso. "Jenny" realiza una especie de conjuro a sus santos para que Tania encuentre novio.
Benito, influenciado por una película que ha visto, se autoconvence de que tiene que ser mejor persona y ante el asombro de sus convecinos, comienza a tratar a todos de forma respetuosa y cariñosa. Por otra parte, Manolo y Benito deben reformar el domicilio de Samuel, un prestamista de muy mala fama en el barrio, y Benito se convertirá en su conciencia.
Manolo y Benito son requeridos para instalar un "self-service" en la pensión Muñoz. Carmina está muy ilusionada porque Juanito sale de la cárcel y se aloja en una pensión; pero como es un mujeriego, comienza a tontear con la dueña de la misma y una de las camareras, lo que hace que Carmina, para darle celos, empiece a mantener relaciones con el pescadero del barrio.
En el barrio han construido una gran superficie comercial, lo que supone un riesgo para el pequeño comercio de la zona. Para rescatar de nuevo a la clientela, Manolo y Benito, junto a algunos conocidos más, como "Miguelito", deciden realizar en la corrala un baile y un concurso de "Miss Barrio", del que Manolo y Benito formarán parte del jurado. Pero antes, Manolo y Benito se encargarán del casting de las modelos de forma secreta.
Antonio, el policía municipal del barrio, les encuentra un trabajo a Manolo y Benito. Tendrán que arreglar unos desperfectos en el barracón de tropa de unas instalaciones militares. Tras comprobar que Benito aparece como prófugo por no haber realizado la "mili", se verá obligado a alistarse en el ejército. Manolo, para no dejar a su socio solo, también se alistará y sufrirán las peripecias propias de los reclutas.
Manolo está muy contento porque les han ofrecido varios trabajos simultáneamente; sin embargo todo se tuerce cuando se inicia una huelga de los obreros de la construcción, lo que obliga a "Manolo y Compañía" a parar su actividad. En estas circunstancias, Benito acepta un trabajo como encargado de una obra de un gran bloque de viviendas en construcción, por el que percibirá una buena suma de dinero. Por todos sus compañeros será tachado de esquirol y tendrá que enfrentarse al enfado del gremio, incluido su amigo y socio Manolo. Sin embargo, Benito deberá intervenir para salvar la vida a uno de los operarios de la obra, de origen extranjero.
