(Acerca del miedo a la muerte) Pablo corre a toda velocidad en su auto, ya que su esposa esta a punto de parir, y perdiendo el control sufre un accidente. Al salir del coche descubre a cuatro personas detrás de él, con una extraña forma de vestir y un reloj, y se escuchan vocen que dicen "¡Vive! ¡Vive! ¡Muere!". De pronto las figuras desaparecen y Pablo se queda muy desconcertado. Poco después es auxiliado por unos camioneros, y llegando a su casa se da cuenta que lo del nacimiento de su bebé había sido una falsa alarma. Al día siguiente, cuando se despierta y mientras su esposa decide tomar un baño, él se asoma por la ventana y observa ve a dos accidentados en motocicleta, pero además ve a esos cuatro personajes misteriosos. Cuando sube a su departamento, su esposa está a punto de parir, y la lleva al hospital. Ya en el hospital con su niño en brazos escucha de nuevo la misma frase: "¡Vive! ¡Vive! ¡Muere!", y observa a los cuatro personajes. Asustado sale del cuarto para alejarlos, pero ya es demasiado tarde: su hijo está muerto. Ya en casa, Pablo y su esposa caen en una completa depresión, a tal grado que Pablo sube hasta la azotea para suicidarse. Pero cuando va a hacerlo, un extraño personaje le advierte de que no lo haga, porque el destino está escrito y la muerte llega cuando Dios lo decide. Pese a ello, Pablo, que ve al pie del edificio a los cuatro seres misteriosos, decide saltar. En las escenas finales el tiempo ha pasado, y se observa a Pablo y a su esposa, el primero en una silla de ruedas y sin movimiento alguno, un completo muerto viviente.