Ver auroras polares es mágico y fascinante. Y del mismo modo que lo es a día de hoy también lo ha sido a lo largo de la historia. Diferentes comunidades han querido darle una respuesta: desde asegurar que las auroras son niños muertos a afirmar que es el reflejo del fuego que hay en el perímetro de la tierra plana. Esta semana Judith Tiral y un servidor viajamos a Tromso (Noruega) para intentar ser testigos de este espectáculo natural.