A menudo, el sexo es la motivación del asesino. El deseo puede hacerle enloquecer, convertirle en un depravado y en un ser excepcionalmente peligroso. Para cubrir esa necesidad es capaz de asfixiar, das palizas hasta la extenuación o de asestar un golpe mortal. Tdoo para aplacar una convulsión que no puede satisfacer en su vida cotidiana. David Aleman disecciona uno de los feminicidios más inquietantes de nuestro país, que incluso llegó a crear una crisis diplomática con Estados Unidos.