Durante el viaje de novios, Juan evoca sus vivencias con Fortunata, se emborracha y reconoce ante Jacinta que la verdadera causa de sus tormentos es su conducta hipócrita con Fortunata. Al volver del viaje, Jacinta empieza a colaborar en obras benéficas, se inquieta por la falta de síntomas de embarazo y sifre al enterarse de que Juan tuvo hijo con Fortunata