El asesinato de la educadora social Belén Cortés, en un piso tutelado de Badajoz, a manos, presuntamente, de tres menores, ha puesto sobre la mesa algunas cuestiones delicadas que merecen cierta atención. Desde las condiciones de trabajo en esos centros, hasta la atención que reciben sus usuarios pasando por cambios sociológicos que muestran perfiles de los menores cada vez más complejos.