Sebastián va a la cárcel a visitar a Tristán, quien le cuenta toda la verdad de lo que sucedió en Cuba. Mató a esos capitanes, sí, pero a cambio salvó a todo un pueblo inocente de una sangría injusta. Francisca le dice a Mauricio que dé con el paradero del infeliz que ha denunciado a su hijo y acabe con su vida. Por su parte, don Anselmo cae en la cuenta de que Tristán le reconoció cuando le vio sin haber coincido con él después de su pérdida de memoria, lo que hace que la versión de Pepa tenga un aliado, de momento... Alberto le habla a Pepa del contacto en el Hospital Militar con un alto cargo del ejército, ella le pide que le mande una carta intercediendo por Tristán... Alberto acepta. Lo que hace es escribir una carta pidiendo un juicio justo para el hijo de Francisca Montenegro diciendo de él que es la maldad y la locura personificada, empeorando si cabe su situación. Carlos admite que ha venido para vengarse de ella por haber quemado viva a su familia y jura que la matará. Mientras que Juan abre una caja de las que tiene que transportar en el carro... tiene que llevar nitroglicerina. El chico se despide de Soledad consciente del peligro que va a correr. Emilia quiere ir a la Casona a poner los puntos sobre las íes a Francisca, pero entre los Castañeda y Raimundo le frenan; necesitan pruebas de su autoría. Finalmente cuando los Castañeda y Raimundo vuelvan del barranco con las manos vacías, la chica se plantará en la Casona para ajustarle las cuentas a Francisca. Pero los hermanos planean algo contra la Montenegro, llevan antorchas y han reunido al pueblo entero... Los Mirañar reciben la primera carta de Hipólito. Sus palabras no coinciden con la realidad de lo que está viviendo.