2008. Andrés Pajares es detenido en el bufete de sus abogados de Madrid, donde entró muy alterado disfrazado con una gorra y un bigote, un arma falsa y un 'spray' antiviolador. Es el último desvarío de una vieja gloria del cine que en ese momento era carne de cañón de la prensa del corazón. Algo parecido sucedía con la que fue su pareja artística, Fernando Esteso, que también acudía a los platós del corazón por líos familiares. ¿Cómo había llegado a este punto uno de los actores más famosos de este país? Para entenderlo hay que viajar 30 años atrás.
Los bingueros fue un bombazo tan mayúsculo que ese mismo año la pareja de moda ya preparaba dos películas más. Asaltaron la taquilla con nueve películas en sólo cuatro años, del 1979 a 1983. Más de un millón de personas iba al cine a ver cada película del dúo del momento. Cada película era una acontecimiento: el estreno de Yo hice a Roque III, por ejemplo, hizo que España fuese el único lugar del mundo donde se retrasó el de Star Wars.
La crítica y la nueva intelectualidad de izquierdas que trajo el gobierno socialista no tenía ganas de seguir subvencionando el humor chabacano y machista de aquellas películas, y además el público comenzó a notar el cansancio. Acabó el ciclo de Pajares y Esteso, y Andrés decidió elegir un camino diferente. Porque Pajares tenía ambiciones de ser un actor reconocido y de prestigio. Un actor con mayúsculas. Su gran rival, Alfredo Landa, el único que podía discutirles el trono de "españolito medio", acababa de ganar el premio al mejor actor en Cannes por los Santos inocentes, una película "seria", de verdad.
Tras el Goya, la vida parecía sonreír a Andrés Pajares. Convertido en un actor de éxito y prestigio, la llegada de las televisiones privadas le permitió probar con un éxito abrumador en las series. Su duo con Javier Cámara en Ay Señor Señor lo colocó de nuevo en unos niveles de popularidad que no conocía desde las películas del destape. Todo parecía ir bien, hasta que llegó el boom de la prensa del corazón en los años 90.
En este último episodio, Pajares se reencuentra cara a cara con su viejo compañero de batallas, Fernando Esteso, para hacer balance de sus vidas. Pese a todos sus problemas personales, ellos siempre han mantenido una amistad incorruptible, y parece que volver a unirse en la pantalla (como ocurrió por ejemplo con Santiago Segura) les ayudó.