Joan Casals ha aparecido muerto en el maletero de su coche y la lista de sospechosos es larga. Su hija lo denunció por una presunta agresión y le reclamaba el pago de una herencia. Casals andaba metido en negocios de contrabando y tenía una relación muy estrecha con dos prostitutas ucranianas que han levantado las sospechas de los investigadores al ser supuestamente las últimas que lo vieron con vida. Para armar el rompecabezas, los Mossos recurrirán a las declaraciones y a los registros telefónicos, que destaparán numerosas mentiras y contradicciones.