Hace una década, Sergio tuvo que rescatar de entre los hierros el cuerpo de un adolescente sin vida. Había muerto por suicidio. Aquella intervención como bombero hizo que sufriera estrés postraumático y una pregunta le atormentaba: ¿qué le hubiera dicho a ese chico si hubiera llegado a tiempo? Nadie le había dado herramientas para actuar en una situación así. Comenzó a investigar sobre suicidio y la formación que adquirió ha ayudado a otros servicios de emergencia a salvar vidas y a entender mejor este problema social. Los testimonios de Bea, Pablo, Anastasia, Marco y Yaiza permiten ver ese elefante en la habitación con el que convivimos, pero al que difícilmente miramos a los ojos.