La cuarentena obliga a Malena a repensar su vida. Reflexiona sobre su matrimonio y la relación con sus hijos durante la sesión. El encierro la lleva a replantearse las cosas importantes de su vida.
Julio ha tomado la decisión de pasar la cuarentena en casa de su madre, con la noble intención de acompañarla. La terapia se realiza desde el baño, el único lugar en el que logra algo de intimidad.
Rosario es médica. En el edificio en el que vive han colocado un cartel en el ascensor acusándola de ser una persona de riesgo. Durante su terapia descarga el dolor por la discriminación.
Diego se siente viejo, solo y poco deseado. Justifica sus constantes llegadas tarde a la terapia argumentando que entra a sitios de citas planeando lo que va a hacer cuando se levante la cuarentena.
Malena profundiza su desencanto familiar a medida que avanza la cuarentena. Se siente fuera de los juegos y entretenimientos que propone su marido. El afuera le resulta aterrador, le genera pánico.
Luciano enfoca su energía en la limpieza de manera obsesiva, con el fin de distraer su atención de la soledad que padece. Extraña el contacto con sus amores y se refugia en las relaciones virtuales.
Julio continúa obsesionado con su vecina. Cuando parece que logra pactar una cita de balcón a balcón, su madre se interpone. De a poco va descubriendo que ya es hora de tomar las riendas de su vida.
Violeta se ve obligada a entrar en una cuarentena por posible contagio. Encerrada en una de las habitaciones de su casa, reflexiona sobre el amor y una posible nueva vida junto a su ex pareja.