Yolanda y los Corsarios, decididos a recuperar la Piedra Negra y el Mapa Verde, dos de las piezas del rompecabezas que conduce al Tesoro Perdido de los Corsarios, siguen al malvado Wan Guld y a su secuaz, Valera, a la próspera isla de Santo Tomás. Allí averiguan que Wan Guld celebra una fiesta para recaudar dinero para su obra de caridad favorita: su propia persona. Se trata de una fiesta de disfraces donde todos llevan máscaras. Por el camino, nuestros héroes “toman prestados” los trajes de unos invitados que se dirigen a la fiesta, se visten con ellos y consiguen entrar. Empieza la diversión.